Es 17 de junio de 2008, Pongo tiene ya 11 años. Dudo que sea el perro más felíz del mundo, dudo que sea feliz, dudo que vuelva a ver, pero no importa, Pongo tiene 11 años y yo soy feliz de tenerlo todos mis días, de que me mueva la cola, de que me huela, de que escuche «comida» y se emocione.
Mañana tenemos una cita con el oftalmólogo, ojalá su ceguera pueda ser recordada sólo como un «entrenamiento obligatorio del olfato y demás sentidos».
Todo va a estar bien, te adoro Pongo.