Feeds:
Entradas
Comentarios

Archive for enero 2009

Esperando julio

Tampoco falta tanto.

Read Full Post »

Badén

Había transcurrido más de doce horas desde el asesinato cuando mi móvil sonó. La llamada era de un amigo que quería asegurarse de que la peruana hallada muerta en un barrio madrileño no era yo. Según citaba entonces en un texto periodístico la mujer había sido lanzada desde el quinto piso de un edificio en el barrio de Salamanca. El hombre presuntamente culpable era su novio, un joven español de 19 años, un año menor que ella. Los transeúntes de la Calle O’Donell observaron cómo la joven mujer cayó de cabeza y murió instantáneamente. Según la descripción forense vestía un jean azul y una casaca negra, no llevaba los pies vestidos. Había sido arrojada descalza.

Ni yo vivía en Salamanca ni tenía novio, sin embargo nuestras edades eran las mismas y las dos éramos de la misma nacionalidad. Aún ahora, a casi  un mes de este terrible suceso, me sienta mal hablar de ella en pasado.

La noche en la que me enteré del suceso pensé en la posibilidad de que Lucía Gautier se hubiera suicidado. Tenía su número de teléfono en mi agenda del móvil. Darle al botoncito verde para marcar el número de alguien que no vive más es como intentar revivirla, como reanimar sus latidos con un desfibrilador. “Telefónica le informa que el número al que está llamando se encuentra apagado o fuera de cobertura”. Ya no me contestaría.

Entré a la computadora para saber si encontraba alguna conversación con ella que me pudiese aclarar el panorama, algún conjunto de palabras que me diera una razón para pensar que este final era el que ella decidió.

Read Full Post »

La tilde final

Me dijo adiós con tilde y con la A mayúscula de Adiós. Los amores no correspondidos la habían hecho inmune a las lágrimas del final, a las penas, al oscuro sentimiento de soledad con el que empezar un nuevo estado civil. No entendería nunca cuántas veces más caería en lo mismo. Empezó a sentir asco por el amor en el momento inoportuno, asco también por las historias de amor, las novelas rosa, las eróticas, las canciones sublimes, los corazones, el color rojo, el rosado, las sábanas blancas, las sábanas rosas, las sábanas en general. Las duchas empezaron a ser distintas a su vista, el espacio vacío que esperaba a otro cuerpo; el frigorífico lleno de vasitos de yogurt de chocolate con nata ya no tendrían sentido, tampoco la harina para los crepés ni la leche con lactosa. Los vasos de más, los tenedores, las servilletas de colores, los servilleteros, todo lo innecesario a la basura. El teléfono, el móvil, el internet. Una soledad absoluta, olvidarlo todo. Encerrarse en Vertmont, en Soria, en Cristiania, en Tingua, en cualquier parte, en la parte cualquiera de algún lugar.

Read Full Post »