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De Jorge Eduardo Eielson

CEREMONIA SOLITARIA ALREDEDOR DE UN TINTERO

Todo el mundo huye de mi corazón
Porque parece un cocodrilo. Todo el mundo dice
Que no soy un hombre sino un árbol derribado. Nadie sabe
Que entre mis ojos de niño y mi pecho cansado
Hay solamente musgo, llanto, flores indecibles,
Versos que parecen de oro puro
Y no son sino fragmentos de una estrella de papel.
No es culpa mía si estoy hecho de cristales amargos,
De irremediable ceniza y líquidos ardientes
Que se disputan mi ternura y sin cesar empujan
Dolorosas poleas, émbolos y ruedas escarlata.
Soy solamente un puñado de tierra que tropieza,
Un insolente juguete de cabellos negros
Y dientes amarillos. No es culpa mía
Si no parezco de carne y hueso, si bajo mi sombrero
Y mi pantalón gastado palpita un cielo puro,
Si todo el mundo dice que no amo a la gente
Porque me pongo una corbata y observo el firmamento,
O porque estoy hecho de sustancias aciagas,
De sonrientes materias que sollozan y sollozan
Y sollozantes materias que sonríen y sonríen.
Soy solamente un animal que escribe y se enamora,
Un laberinto de células y ácidos azules,
Una torre de palabras que nunca llega al cielo
Porque no toca ni se apoya en los luceros,
Sino en mi pobre corazón siempre en tinieblas,
Siempre en el fondo de un tintero,
Como si fuera un cocodrilo

ceremonia solitaria entre papeles y palabras

Completamente solo entre papeles
Repletos de palabras
Entre alimentos que se vuelven sueños
Uñas excrementos
Y alimentos que se vuelven llanto
Huesos pensamiento
Entre cortinas que se abren
Como amaneceres y cortinas que se cierran
Como cicatrices. Solo entre sombras
Semejantes a otras sombras
Sombras de objetos que no son objetos
Sino torbellinos
De materias que sollozan y que tosen
Y que nunca fallecen
Siempre entre sombras entre sombras solamente
Acariciando una pared cualquiera
Un puñado de tierra en el bolsillo
Células muertas que antes fueran padres y madres
Tíos hermanos amigos
Ahora convertidos en palabras
Completamente solo entre fragmentos
De personas que no son personas
Sino racimos de botones e intestinos
Persiguiendo el mundo entero
En el fondo de un tintero
Hasta llegar al fin de la escritura
En donde muere la palabra
Y se levanta soberana la sonrisa
De la nada la misteriosa pelota de papel
Que ahora aprieto nuevamente
En una mano

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Katie y Sam

Y Katie y Sam, ¿qué eran? Pues almas gemelas. O almas prácticamente gemelas. Y eso -quería explicárselo a ella de alguna manera-, eso era, tal vez, lo único que uno podía conseguir en esta vida.

Tenía que salir de Jenin inmediatamente. Y tras tomar esta decisión, se fue al café con Internet y le escribió a Katie que volvería pronto y que quería vivir con ella. Llevaban demasiado tiempo en esta especie de situación detenida y dañina. Ahora o nunca, le dijo. Decídete.

Esa noche, en la terraza, se dedicó a pensar alegremente en ella por primera vez en meses.

Estaré esperando, expectante.

Lost

Es como en «Lost», cuando Boone sueña que su hermana muere, Locke le pregunta: «qué fue lo que sentiste?». Y Boone responde: «alivio».

El deber y el querer

Podría perderme una vez más en el cara y cruz, en las encuestas a las amigas, a los amigos, al color del siguiente coche que vea por la calle. De miles y de millones de cosas, personas, sensaciones podría depender. Me podría pasar la vida en una indecisión. Me gustaría vivir en ese limbo, no he nacido para las decisiones, no me dieron esa capacidad de análisis. ¿A quién debo presentar mis quejas?
Me muero de amor y a la vez estoy más insegura que cuando Marino me dijo que quería estar conmigo y yo sólo sabía escribirle cartas, no sabía cómo era un beso ni cómo era una relación.
Ahora estoy peor que a los trece años y me frustro. Me frustro porque me moriría por hacer todas esas cosas que no puedo, que no debo.
Si tan solo las situaciones tuvieran voluntad propia…
Cuando me dejen una tercera vez, leeré este post y pensaré que ahí estaba el deber, haciéndome guiños y yo tan cegada por el querer.

Los amigos de siempre han cambiado. Tu percepción del amor, de la amistad, del olvido y del recuerdo, también.
Esa manera aventurada de amar, las pocas luces que te alumbraban y que te servían para llegar a su casa ya no están más.
La poca seguridad de su avenida, de tu esquina, de su mirada, la capacidad para seguirle en su juego, en su desequilibrio, están ya lejos.
Pero haces caso a la canciones que te dedica, a sus idas y venidas, a su intención de recuperarte, de quererte para siempre. Haces caso pero sabes que sólo le duró cuatro meses la estabilidad.
Sólo es cuestión de esperar.

Fotografía

Mirará al objetivo de la cámara segundos antes de que el dedo del fotógrafo decida apretar el disparador, y pensará que es esa la mirada que le quiere dar: una mirada honda, profunda, una mirada que dice y que calla. Una mirada como un reclamo, una mirada como una súplica.
Una sensación me ciñe, me estrecha y a pesar de que su cuerpo esté pegado, abrazado a otro, de otro, me atrevo a pensar que algo diría esa sonrisa, esa manera de cogerla del brazo. Cada sorbo y medio, cada paso y desliz de la mano sobre su cintura, cada extremo izquierdo y derecho.
Me canso de mirar y cierro el portátil como una bofetada.

Satélite no me contesta. Tengo alergia y quiero remojar mis carnes en alcohol XDDDD. Escribo yerba con y. Me voy a la cama.